Séptimo descubrimiento.


Chico, no duermes, ¿verdad? Escucha el primero.
En la vida lo más importante es saber decir no.
Apúntalo, que no se te olvide.

Mi primer compañero de habitación.
El señor Fermín (76 años)
05.12 de la madrugada.

Ciertamente, este consejo me lo dio un hombre mayor con el que compartí mi primera habitación de hospital. Era una habitación de seis personas; luego, más tarde, entraría en la de dos personas. Me lo dio una madrugada. Las madrugadas unen tanto que hacen que te atrevas a confesar deseos y sueños inconfesables. Más tarde llega el día y con él… con él… A veces el arrepentimiento.

Mi día llegó mucho más tarde y lo hizo en forma de tres largos meses. Todavía no me había despertado de ese sueño (o pesadilla) liviano. Uno de esos que te hace sonreír mientras duermes, que relaja los músculos y trae olores suaves de vainilla y lavanda a tu cama. Pero ya me he arrepentido. Ya he lamentado cada palabra que dije de madrugada, cada confesión de más que hice. Y he aprendido. Hasta que se me olvide.
¿Sabes que más he aprendido? A decir no. Con convicción y seguridad. Mi no me ha transportado lejos de mentiras y engaños, de más dolor y de más madrugadas. Un no es el mejor de los escudos y el mejor puente para cruzar al otro lado. 

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