De esto que los wild hearts can't be broken.

No teníamos ningún mapa del tesoro, pero nos lo inventamos. No había ninguna cruz al final del camino, pero encontramos nuestro tesoro. No teníamos metas, pero sí un par de sueños. No teníamos posibilidades, pero nos quedaban las ilusiones. No éramos una adorable princesa y un apuesto príncipe y de hecho no llegábamos ni a doncella y rana, pero el mundo era nuestro. No se escribieron canciones con nuestras hazañas, así que tuvimos que hacerlo nosotros mismos. No salieron nuestros nombres en los diarios, nuestras voces no aparecieron en la radio y no fuimos primer plano en ninguna cadena internacional, pero seguro que has oído a hablar de nosotros. Ya sabes. A él lo llaman sueño y a mí estupidez. Y uno no podemos estar sin el otro, porque, ¿sabes? un estúpido sin sueño es claramente un caso perdido y un listillo no cumplirá su sueño porqué está asustado de las probabilidades de fallar. Fíjate si es grande el problema que de la estupidez a secas y del listillo sobrado se encarga esperanza, a dos banadas y sin ganancias. (Llevan tanto tiempo en números rojos que han tenido que pedirme un préstamo). Aunque supongo que sería poco caballeroso no admitir que llevamos tiempo afiliados a la perseverancia y a su hermana gemela trabajo duro, de la empresa sudar la camiseta y derivados.

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