Que los nuestros sean los últimos de esta nación, Draco.


—¿Entiendes de lo que te hablo, Draco? Por supuesto, tú siempre has sido muy listo. ¿Sabes? Siempre ha pensado que tu deberías haber iniciado la revolución. Tú cara hubiera quedado mucho mejor al frente de los Águilas. Tienes todo lo que hace falta para ser el líder. Tienes coraje, tienes la gilipollez necesaria para no rendirte nunca y los tienes a ellos. A todos aclamando tu nombre, vitoreándote, amándote. Son tu ejército, nunca el mío. Aunque obedezcan, te seguirán si decides marcharte. Aunque respondan a las órdenes, siempre buscan saber lo que piensas, adónde efocan tus ojos, que pasa por tu mente. Los Águilas son tuyos.
>>Pero, ¿sabes qué más? Sí hay algo que yo tengo y, en cambio, tú no. No es coraje, desde luego. No sería la primera vez que me echo atrás. Y desde luego, a gilipollas no te gana nadie, pero ¿te digo lo que nos diferencia? Los motivos. No me mires con esa cara de estúpido, sabes de lo que te hablo. Tus motivos no tienen fundamentos. Se basan en la sangre, en eso que te han enseñado —Wild se rascó una ceja y sonrió, con amargura—. El odio nació contigo como algo natural y forma parte de ti. No conmigo. A mí me corroe. Me está matando un poco más cada vez, con cada muerte de esos asquerosos judíos. Pero yo nunca había odiado antes. Vamos, no me mires así. Son un maldito cáncer, todos. Lo que hacemos es lo que debemos hacer: exterminarlos. Pero antes yo no odiaba. Si no hubieran hecho lo que hicieron... —volvió a sonreír, todavía con más amargura, dejando al descubierto la mujer destrozada y podrida de odio que era—. Nunca me hubiera metido en esta guerra. Es más, puede que lo hubiera hecho en el bando equivocado, como los filandeses. Pero ahora ya lo tengo claro —añadió, con covicción, mientras le quitaba el seguro al arma—. ¿Quieres saber qué es lo que está de mi parte, Draco? La rabia, el dolor, la furia y el odio. Y solo ellos pueden hacer que esta bomba estalle.
>>Y ahora escúchame bien, Águilucho. Vamos a salir ahí afuera con el pecho descubierto. No solo porque haya un ejército entero confuso y desorientado, si no porque es lo que tenemos que hacer. No más vidas alemanas robadas, no más corazones rotos. Que los nuestros sean los últimos de esta nación, Draco.

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