Su mirada me llena, sus
palabras me dan aliento. Sus puños me hacen golpear más fuerte, sus movimientos
me hacen ir más rápido. Su voz duplica mis capacidades, sus gestos me dan la
potencia que necesito. Su vitalidad me refuerza. Su confianza en mí me ciega de
fe y ambición. Me ciega de los límites.
Lástima que las cosas no hubieran sido diferente. Y suerte también, que
hayan sido así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario