A veces, lo único que nos
hace falta es decir las cosas claras, sincerarnos y ser valientes, atrevernos a
luchar por lo que queremos, abandonar la pasividad, esperimentar cosas nuevas. A
veces, lo único que necesitamos es gritar.
¿Qué nos frena? ¿El miedo
a la humillación, a la vergüenza, al rechazo? ¿el miedo a secas? ¿el orgullo? Mil
cosas que no viviremos por miedo, por un orgullo que no lleva a ninguna parte. Una
vida destnatada, un café aguado. Lo que se sirve todo el mundo hoy en día.
(Y yo, por mi parte, sigo
esperando a que tú grites por los dos. Grita fuerte, saukerl).
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