Aprieta
el gatillo. El mecanismo de la pistola hará que se dispare la bala. Y la bala
se incrustará en mi frente, y provocará mi muerte instantánea. Todo se apagará
para mí y la guerra será tuya. ¿Por qué no disparas? ¿Por qué no acabas con
esto? Aprieta el gatillo. Tan solo mueve el dedo. Un solo gesto y estaré
muerta. Frente a ti, destrozada, sin vida. Un cuerpo inerte iniciando el
proceso de putrefacción. Y se terminará la guerra. Dispara, dispara, ¡dispara!
¿Por qué no disparas? Acaba con tus monstruos de una maldita vez, cretino
estúpido. La raza nazi pende de un hilo y tú tienes las tijeras para cortarlo.
¿Qué es lo que te pasa? ¿Acaso ya no sabes a quien le debes lealtad? Ambos sabemos
cuál es el bando en el que naciste, creciste y te criaste. Todos sabemos que
llevas el tatuaje más grande de todas las Águilas, todos saben la esvástica que
recorre tu piel y toda tu espalda. Y
todos sabemos que te echaste atrás, ellos saben que les serás fiel. ¡Pero aún
así no disparas! ¿Qué te pasa, Águila? ¿No eres lo bastante bueno? Hasta un estúpido
como tú sería capaz de mover un dedo. Un dedito de nada. BUM. Y la bala se
dispara. Click y la muerte me llega. ¿Qué te pasa, Draco?
¿Quieres
saberlo? ¿Quieres que te lo diga?
Te
has quedado sin pólvora. No la de tu arma, esa está intacta. La de tu alma, esa
es la que escasea.
¿Quieres
saber algo más?
Te
has enamorado, Draco. No te equivoques. No lo has hecho de esa estúpida polaca
comunista. Tampoco de mí, nadie se lo creería. Te has enamorado de libertad. Y
al deseo de libertad uno no puede resistirse.
¿Sabes
algo más, Draco? Libertad se escribe con esvásticas.
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